Entre las soluciones, está contratar a empresas especializadas como Gumbusters o apuntarse a lo que parece ser la tendencia “reciclachicle”. También existen ya chicles biodegradables que su consumo haría que menguara el problema.
Una empresa británica, Gum My Bin, y otra estadounidense, Envyro Bubble, se han apuntado al carro de reciclar chicles mediante el diseño de contenedores especiales para depositar los chicles y se los están ofreciendo a ayuntamientos y a empresas.
En el caso de Envyrobubble cada contenedor tiene una capacidad para 1000 chicles, que son recogidos por Envyrobubble y convertidos en fertilizante. Gummy Bins ha lanzado dos modelos: el Gummy para la calle, que tiene una capacidad de 500 chicles, y el Gummy Club, para 250.
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